El concepto de automóvil lo encontramos en el Artículo 3 del Reglamento de la Ley del Impuesto Sobre la Renta, el cual cita:
“Para efectos de la Ley y este Reglamento se entenderá por automóvil aquel vehículo terrestre para el transporte de hasta diez pasajeros, incluido el conductor.
No se considerarán comprendidas en la definición anterior las motocicletas, ya sea de dos a cuatro ruedas”.
Esto quiere decir qué vehículos sedanes, que tienen plaza de hasta cinco pasajeros, son considerados como vehículo, así mismo las camionetas tipo SUV, también son considerados como automóviles ya que normalmente son vehículos de seis plazas.
Por lo cual se ajustan al limite de deducibilidad de 175,000.00 y 250,000.00 dependiendo el tipo de propulsión, que se enuncia en la fracción II del el artículo 36 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta, la cual cita:
“Las inversiones en automóviles sólo serán deducibles hasta por un monto de $175,000.00. Tratándose de inversiones realizadas en automóviles cuya propulsión sea a través de baterías eléctricas recargables, así como los automóviles eléctricos que además cuenten con motor de combustión interna o con motor accionado por hidrógeno, sólo serán deducibles hasta por un monto de $250,000.00.
Lo dispuesto en esta fracción no será aplicable tratándose de contribuyentes cuya actividad consista en el otorgamiento del uso o goce temporal de automóviles, siempre y cuando los destinen exclusivamente a dicha actividad”.
La forma en que se deduce, se enuncia en el articulo 25 de la Ley de ISR en la fracción IV, que es por inversión. Hay que recordar que el primer requisito para la deducción es que sea indispensable para la operación de la empresa.
Además de esto, se pueden deducir los siguientes gastos relacionados al vehículo:
- Mantenimiento
- Gasolina
- Refacciones
- Seguro
- Tenencia
- Verificación vehicular
